Nocturno en una calle sin salida

Nocturno en una calle sin salidaYa era casi media noche, cuando bajé a la cocina por un vaso de agua. Había estado cogiendo con mi adorado esposo y me encontraba bastante relajada, pero sedienta.En la cocina noté un olor bastante feo y encontré que provenía del cesto de basura. Decidí salir a la calle para sacar esa basura.Estaba prácticamente desnuda. Llevaba apenas un camisón negro casi transparente, que ni siquiera alcanzaba a cubrir mi cola. Pero sabía que, a esa hora, no habría nadie en la calle.Llegué al cordón de la vereda y allí deposité la bolsa de basura.Al volverme, pude ver que había una pareja frente a la puerta de mi casa, algo oculta en la penumbra.La mujer, algo mayor que yo, me dijo en voz baja que su marido me había estado observando los últimos días; se encontraba caliente conmigo y quería cogerme en ese momento, en la calle?Me quedé perpleja y para peor, paralizada al oírla decir eso.Sabía que eran vecinos, aunque no teníamos mucho trato...En mi interior deseaba realmente volver a tener sexo esa noche. Mi adorado Víctor me había echado un buen polvo un rato antes; pero yo seguía muy caliente y encendida a pesar de eso.Sin decir nada, les hice una señal con mi cabeza para que me siguieran. Los tres caminamos unos metros hasta la esquina, donde nacía una calle oscura y sin salida?En el fondo había una obra en construcción; allí nadie nos vería?La noche era bastante oscura; pero la claridad de la luna creciente daba una escasa luz que permitía ver algo en esas sombras.Sin darme tiempo a considerar la situación en la que me encontraba, el hombre me empujó contra la pared. Mientras su mujer, de pie a mi lado, me acariciaba la entrepierna. El hombre deslizó también su mano bajo mi camisón y su esposa retiró la suya. Los dedos de él encontraron mi vulva expuesta.Su otra mano se dirigió a mi espalda; bajó por ella y pronto sentí uno de sus dedos presionando e intentando entrar en mi ano?Entonces me levantó el camisón a la altura de mi vientre. Yo arqueé mi espalda contra la pared rugosa y fría. Volví a sentir sus dedos acariciando mi vulva.Estiré mis manos y desabroché su cinturón. Liberé una enorme verga que ya estaba bastante endurecida. El hombre levantó una de mis piernas hasta la cintura, lo cual hizo abrir bien mis labios vaginales. Sentí que ya estaban bien humedecidos?Mi excitación era muy grande; ese hombre me trataba con determinación dominando mis deseos? me tenía muy caliente?Sin esperar más, el hombre me penetró así en esa postura sin nada de dificultad. Podía sentir su verga llenando mi vientre, mientras él la sacaba y metía en cada empujón de sus caderas. Su glande bien grueso rozaba mi clítoris en cada deslizamiento y eso me hacía gemir de placer. Era un goce muy intenso.Luego de unos minutos, que fueron muy, muy placenteros; me hizo cambiar de posición, volteándome mientras me tomaba por las caderas. Volvió a hundir su endurecida verga desde atrás y me bombeó con todas sus ganas durante un buen rato. Me hizo acabar muy pronto y tuve que morderme los labios para no aullar como una perra en celo al sentir ese orgasmo que explotaba dentro de mi cuerpo. No quería escandalizar a los demás vecinos.Su esposa sonrió al verme acabar sobre la pija de su hombre; quien siguió bombeándome la concha sin modificar su ritmo.Ella nos estuvo observando todo el rato, mientras se hacía una paja con los dedos, en cuclillas sobre el suelo de ese lugar.Su esposo finalmente arqueó su espalda y sentí que acababa dentro de mi agradecida concha. Su semen tibio me provocó otro orgasmo, que dejó temblando sin control todo mi cuerpo.El hombre me tomó por la mano y me hizo tumbar boca arriba sobre unas bolsas de arena o cemento. Mis piernas quedaron colgando sobre el suelo. Su mujer, tras haberse tocado mientras nos miraba coger, se acercó y se inclinó entre mis muslos abiertos.Se dedicó a lamer mi vulva, metiendo su lengua a fondo en mi concha y lamiendo el semen que había depositado su hombre.Con mis ojos perdidos en el cielo oscuro y estrellado cielo, me abrí bien de piernas para esa lengua que acariciaba mi concha y me hacía excitar sobremanera. El deseo de ser cogida otra vez me estaba invadiendo otra vez? quería más y más, necesitaba eso.Tras haberme comido la concha por un buen rato, la mujer se dedicó a lamer la verga de su esposo, intentando que se pusiera bien tiesa otra vez. Pronto lo logró. Levanté mi cabeza y pude ver que esa cosa gruesa se hinchaba nuevamente entre esos labios?Ella se incorporó, apartando su boca y tomando la verga de su esposo entre sus manos. La guió entre mis labios vaginales bien dilatados y lo fue introduciendo bien profundo dentro de mi cuerpo.El hombre me tomó por debajo de los muslos y me los levantó, separándolos, empezando a empalarme la concha otra vez.No pude evitarlo y empecé a gemir de placer; me mordí el labio, cuando sentí la punta de esa tiesa verga golpeando a fondo en mi vagina. Me bombeó casi con furia; hasta que, nuevamente, volvió a depositar otra abundante cantidad de semen en mi cuerpo.Cuando se hubo vaciado por completo en el fondo de mi concha, él se dejó caer sobre mí, exhausto y tratando de recuperar la respiración. Susurró a mi oído toda clase de palabras sucias?Después simplemente, se retiró de mi vagina?Su esposa volvió a lamer mi concha y luego le limpió a él la verga a lengüetazos, hasta dejarla reluciente, pero todavía tiesa.Antes de levantar sus pantalones y guardarla, el tipo volvió a mostrarme su verga todavía dura y dijo que; la próxima vez que nos encontráramos, me la metería directamente por el culo?Su mujer, en silencio, acercó sus labios a los míos y me dio un tremendo beso de lengua, que me provocó otro nuevo temblor en mi concha dilatada y humedecida.Luego los vi alejarse abrazados por la cintura, satisfechos?Yo me quedé unos instantes sentada sobre esas bolsas; luego me levanté y regresé a mi casa. La concha me ardía un poco y el semen de ese hombre se deslizaba entre mis muslos.Me encerré en el baño para que una buena ducha tibia acariciara mi cuerpo. Después me acosté junto a mi adorado esposo, que seguía roncando a todo volumen, ajeno a mi escapada nocturna?